El precio del oro ha repuntado en las últimas tres semanas, pero es posible que se produzcan más ventas en la resistencia.
Gold: Gráfico semanal
El rebote del oro ha llevado al mercado por encima de los 1.959 dólares, pero en los 1.970 dólares, la debilidad de las acciones el viernes podría establecer una semana bajista para el lingote.
El oro se ha visto impulsado en las últimas semanas por el enfriamiento de la inflación en Estados Unidos. También se han observado indicios de menores presiones sobre los precios en el Reino Unido.
Los inversores se fijan ahora en la posibilidad de una pausa en la estrategia de subidas de tipos de la Reserva Federal.
Los banqueros centrales estadounidenses se reunirán la próxima semana para decidir su próximo movimiento, y los analistas esperan dos subidas más de tipos por parte de la Fed este año. Los datos económicos serán importantes ahora, con las ventas minoristas reavivando la posibilidad de que la Reserva Federal de EE.UU. pronto haga una pausa en el ciclo de subidas de tipos de interés. El jueves se publicarán las solicitudes semanales de subsidio de desempleo. El crecimiento del empleo se ralentizó modestamente a pesar del aumento de las solicitudes iniciales.
En general, el mercado laboral se mantiene bastante fuerte, y las ofertas de empleo de JOLTS, cercanas a los 10 millones, sugieren que las empresas siguen teniendo dificultades para encontrar trabajadores”, señalaron los analistas de Brown Brothers Harriman. Las peticiones de subsidio de desempleo se situaron en 228.000, por debajo de lo esperado, mientras que los analistas esperaban una cifra de 242.000 solicitudes.
Es poco probable que esto suponga un cambio en los planes de la Reserva Federal, ya que el aumento del desempleo puede haberles obligado a hacer una pausa, pero el mercado laboral sigue siendo sólido.
Los bancos centrales han sido grandes compradores de oro en el último año para protegerse contra la inflación y las cuestiones geopolíticas. También están trasladando las reservas de oro a casa, ya que el 68% de los bancos centrales mantienen ahora sus reservas de oro en el país, un aumento significativo desde el 50% en 2020. A medida que aumenten las tensiones políticas, se espera que esa cifra aumente hasta el 74% en los próximos cinco años.
Mientras que los derivados del oro y los fondos cotizados (ETF) eran destinos tradicionales, los bancos centrales prefieren ahora el oro físico, lo que pone de manifiesto una huida hacia la seguridad.